martes, 28 de mayo de 2013

Relato para un concurso

8511442-vintage-papel-grungy-con-la-taza-de-cafe-y-el-humo   Di un sorbo a mi café y desaparecí hacia la habitación. Ella nunca recordaría que yo había estado en su cama aquella maravillosa noche. Me arrodillé frente a la cama y le coloqué un mechón tras la oreja. Dormida era realmente hermosa, físicamente igual que Marian, a la que hacia trescientos años atrás, había amado hasta vender mi alma por verla una sola vez más con vida.
No podía marcharme sin probar sus labios por última vez. Los rocé lentamente para no despertarla y si hubiera tenido corazón este se habría roto por el dolor. El demonio había cumplido su parte del trato. Me incorporé y la miré una vez más. Las sombras me reclamaban, podía notarlo.
Con el amanecer mi cuerpo se convirtió en humo. Vagaría por la tierra sin ser visto, trayéndole nuevas almas. Ese fue el trato, pero la de ella siempre estaría a salvo.

 

Vanesa De Luis


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